Ansiedad, soledad, estrés… los efectos nocivos para la salud mental que puede tener el teletrabajo
- El teletrabajo puede aumentar o generar una percepción de aislamiento o soledad, lo que puede traducirse en un estado de ánimo más bajo, más probabilidades de sufrir ansiedad, crispación y decaimiento.
- Obligarnos a salir de casa e intentar mantener las interacciones sociales ayuda a paliar estos efectos negativos.
- De la mayor productividad a los gastos para el empleado, ¿hacia dónde va el teletrabajo?
El teletrabajo tiene muchas ventajas. Ahorramos tiempo en desplazamientos, dinero en gasolina, podemos dormir un poco más, puede facilitar la vida laboral con la familiar… Sin embargo, lo que hace pocos años muchos empleados veían como una ventaja e incluso un plus de calidad de vida, ahora se ha convertido para muchos, debo sobre todo al contexto sanitario en el que se desarrolla, casi como un castigo.
Y es que, aunque no deja de tener muchas ventajas, el teletrabajo también puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental, como nos cuenta Rafael San Román, psicólogo de ifeel. Porque, “ir al trabajo en persona ocupa tiempo, dinero, energía, pero también nos hace movernos, ver la calle, relacionarnos con gente, caminar, cambiar de ambientes”.
De la soledad al agobio
En el aspecto en el que más lo notan los trabajadores es en el social, “la reducción drástica de interacciones sociales cara a cara puede acabar generando una percepción de aislamiento o soledad en la que los persona se va instalando poco a poco, de manera insidiosa, pero que al final acaban pesando y hacen que el estado de ánimo sea más negativo. La persona vive día tras día con una sensación de encapsulamiento y llevando a cabo una rutina muy básica y poco motivante”, afirma San Román. A este decaimiento puede unirse también a que tengamos una mayor tensión y provocar que la persona se vuelva “más rumiativa, con más presencia de pensamientos obsesivos… porque le falta el contrapunto de las conversaciones, de los encuentros interpersonales relativamente complejos, por no hablar del efecto en la salud mental de la ausencia prolongada de contacto físico, táctil, con otras personas”.
Como consecuencia, los episodios de estrés, ansiedad e irritabilidad se hacen más frecuentes, por un lado, debido a la soledad, y por otro, por el exceso de tareas o a que hay otras distracciones en casa que no les dejan desempeñar el trabajo como les gustaría, “a menudo las personas expresan una sensación de agobio generalizada, crispación, ansiedad, decaimiento, saturación de pantallas… Rascando un poco se descubre que hay un exceso de soledad o aislamiento, por ejemplo en el caso de personas que viven solas, teletrabajan y, en algunos casos, están confinadas. Pero también hay problemas con personas que no viven esa soledad (quizá porque viven con familiares, parejas, tienen niños que les movilizan mucho) pero que sienten que el teletrabajo les da unas ventajas, pero les aporta también unos inconvenientes que, meses después, son insostenibles”. Este es el caso, sobre todo, de padres y madres con niños pequeños que están confinados, como ocurrió los primeros meses de la pandemia.
Más estrés y trabajadores quemados
En un principio, ahorrarte un atasco u horas en transporte público debería dejarnos más tiempo para nuestra vida privada y estar, por tanto, más relajados. Sin embargo, en muchos casos no ocurre así, pues precisamente por el hecho de tener más tiempo, los trabajadores acaban dedicándole más horas y les cuesta más desconectar. Esto produce que, paradójicamente, haya más gente con el síndrome de trabajador quemado, que se traduce en “estrés (saturación), ansiedad (activación fisiológica demasiado elevada, acompañada de un estado de ánimo negativo), falta de motivación, percepción del trabajo como algo aversivo, etc.”, algo que acaba repercutiendo negativamente en la salud mental, que requiere de equilibrios, “esfuerzos-descansos, renuncias-compensaciones, vida personal-vida profesional, responsabilidad-relajación, etc. Si estos equilibrios no existen de manera continuada, sino lo que hay es un caos en el que el trabajo nos come, lo ocupa todo, entonces la salud mental se resiente”, asegura San Román.
Cómo teletrabajar sin dañar nuestra salud mental
Que el trabajo pueda afectar a nuestra salud mental no significa que tenga que hacerlo a la fuerza, pues “dependiendo de las necesidades de la persona y de sus vulnerabilidades el teletrabajo la saturará o no, es decir, impactará de una manera u otra en su salud mental”. También depende mucho del trabajo que desempeñe, de los medios con los que cuenta, de dónde vive, etc. Y es que, tampoco podemos olvidar todas las ventajas que nos aporta, y más en un momento de pandemia como este. Para que el teletrabajo no afecta a nuestra salud de manera negativa, Rafael San Román nos da algunos consejos:
- Organización horaria. Si hay niños en la casa (como en los primeros meses de la pandemia o el temporal de nieve), el horario y el rendimiento no pueden ser los mismos. Entonces habrá que diseñar -en la medida de lo posible- un horario que permita que las horas dedicadas al trabajo no se disparen. En este caso, el psicólogo de ifeel, pide, además “reajustar expectativas y distinguir aquello que podemos controlar de aquello que, hagamos lo que hagamos, no está bajo nuestro control. Asegurarnos de que reservamos tiempos de calidad para que no todo sea preocuparnos por el trabajo, regañar, cansarnos, sino que podamos disfrutar juntos dentro de lo que permita la situación. Encontrar un espacio útil entre el ‘tengo que llegar a todo’ y el ‘no estoy llegando a nada’”. En ausencia de estas cargas, si el teletrabajo implica hacer más horas de las que se hacían en la oficina hay alguien que está haciendo mal su trabajo: el empleado, el jefe, o bien ambos.
En caso de teletrabajar con niños, debemos “reajustar expectativas y distinguir aquello que podemos controlar de aquello que, hagamos lo que hagamos, no está bajo nuestro control”
- Salir de casa de vez en cuando. El confinamiento no es sano y, aunque llegue un momento en el que nos acomodemos y que incluso no nos apetezca salir de casa, sí lo necesitamos, “es recomendable salir, si no cada día, al menos cada dos días a la calle, a pasear, hacer la compra o cualquier otro recado. Igual que en verano debemos beber antes de tener sed con el teletrabajo tenemos que obligarnos a salir y que nos dé el aire y -a ser posible, la luz solar- antes de que acomodarse en casa sea quedarse atrapados en casa.
- Evitar distracciones. Estar en casa a veces conlleva distracciones, sobre todo en forma de redes sociales, nuevas tecnologías… Esas distracciones nos roban mucho tiempo, lo que provoca que después tenemos que hacer más tiempo del debido. En este sentido, San Román recomienda “ser disciplinados con el uso de redes sociales, whatsapp, mail personal, etc. en horas de trabajo, ya que aumentan mucho la dispersión y nos hacen perder tiempo. A no ser que sea imprescindible, no conectes el whatsapp a la pantalla del ordenador y deja el móvil en otra habitación. Si eres aficionado a las redes sociales míralas durante unos minutos antes, o después o durante tu jornada, pero con unos minutos establecidos, y luego oblígate a no conectarte a ellas”.
- Evitar el aislamiento. Mantener contacto fluido y de calidad, en persona si es posible, con el círculo de allegados. De lo contrario, el aislamiento y el ensimismamiento se irá apoderándose de nosotros de manera silenciosa. “Si no es posible quedar en persona al menos mantener una conversación oral por teléfono o por videollamada, y no solo a través de whatsapp. Es importante que hablemos en voz alta con otras personas y que escuchemos la voz de otras personas, no reduzcamos nuestra comunicación a teclear y leernos”.
- Flexibilizar teletrabajo y presencialidad. Siempre que sea posible, una buena opción es “flexibilizar el teletrabajo y la presencialidad a través de turnos o bien de grupos estables que se distribuyan entre casa y la oficina en función de lo que decidan”. De esta manera, tendremos una visión más positiva del teletrabajo, pues nos beneficiaremos de las ventajas del teletrabajo sin que nos afecte de manera negativa, pues no nos aislaremos, nos moveremos, seguiremos charlando con los compañeros cara a cara, etc.